El libro de la selva

Ilustración del cuento Lila y la estrella perdida.

En lo profundo de la selva india, donde los animales hablaban y regían su propio reino, un cachorro humano, abandonado y solo, fue descubierto por una familia de lobos. Lo llamaron Mowgli, y bajo su protección, creció entre ellos.

Bagheera, una pantera negra astuta y elegante, y Baloo, un oso bonachón y despreocupado, se convirtieron en sus principales protectores y maestros. Le enseñaron las leyes de la selva y cómo sobrevivir en ella.

Pero no todos estaban felices con la presencia del “cachorro humano”. Shere Khan, un feroz tigre con una cicatriz en el ojo que odiaba a los humanos, estaba decidido a cazar a Mowgli. Con su autoridad amenazada y su deseo de venganza, el tigre juró encontrar al niño y eliminarlo.

Para proteger a Mowgli, la manada de lobos decidió que debía irse. Bagheera y Baloo acompañaron al niño en su travesía, enfrentando muchos desafíos en el camino. En un momento, Mowgli fue secuestrado por los monos de la Banda Loo, quienes querían aprender cómo hacer fuego. Con la ayuda de Kaa, una serpiente hipnótica, Mowgli pudo escapar de su captura.

A medida que Mowgli se adentraba en la selva, fue conociendo y entendiendo más sobre su verdadera naturaleza y lugar en el mundo. Aunque amaba a sus amigos animales, también sentía la atracción de su propia especie. Un día, en un pueblo cercano a la selva, conoció a una niña humana y sintió un vínculo especial, un recordatorio de su origen.

Sin embargo, Shere Khan no se daría por vencido fácilmente. En un enfrentamiento épico, Mowgli, con la ayuda de sus amigos y la manada de lobos, enfrentó al temible tigre. Usando su ingenio y lo que había aprendido en la selva, Mowgli logró derrotar a Shere Khan, no por la fuerza, sino por la astucia, utilizando el fuego, que el tigre temía.

Con Shere Khan fuera del camino, Mowgli se encontró en una encrucijada. Aunque la selva había sido su hogar y sus amigos animales eran su familia, también sentía la llamada de estar entre los suyos. Después de un emotivo adiós, decidió regresar al pueblo y aprender sobre los humanos. Sin embargo, siempre llevó consigo las lecciones de la selva y el amor de quienes lo criaron.

La selva, con su magia y misterio, siempre estuvo allí, recordándole que no importa dónde vaya, siempre habrá un hogar esperándolo entre sus sombras verdes y sus melodías salvajes.