El príncipe y la estrella fugaz

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Había una vez un reino mágico en el que las noches estrelladas eran tan hermosas que la gente solía decir que las estrellas eran los deseos del cielo. En este reino vivía un príncipe llamado Eric, un joven amable y soñador. Cada noche, se sentaba en el balcón de su castillo y miraba al cielo, esperando ver una estrella fugaz.

El príncipe Eric tenía un deseo especial en su corazón, un deseo que llevaba años esperando cumplir. Soñaba con encontrar a la Estrella Fugaz, una misteriosa estrella que, según las leyendas, tenía el poder de conceder el deseo más profundo de quien la encontrara.

Una noche, mientras miraba al cielo estrellado, vio una brillante estrella fugaz que cruzaba el firmamento. Sin dudarlo, hizo su deseo con todo su corazón:

—“Deseo encontrar a la Estrella Fugaz y que me ayude a ser un mejor príncipe para mi pueblo”.

Para su asombro, la Estrella Fugaz se detuvo en el cielo por un momento y luego comenzó a descender hacia la tierra. Aterrizó suavemente en el jardín del castillo en forma de una hermosa mujer vestida con un radiante vestido de estrellas.

—“Soy Estela, la Estrella Fugaz”, dijo con una sonrisa. “He venido para cumplir tu deseo, Príncipe Eric.”

El príncipe Eric quedó impresionado por la belleza y la bondad de Estela. Juntos, pasaron días explorando el reino, ayudando a la gente y haciendo el mundo un lugar mejor. Estela le enseñó al príncipe el valor de la compasión, la empatía y el cuidado de su pueblo.

Pero el tiempo pasó volando, y Eric se dio cuenta de que la Estrella Fugaz debía volver al cielo.

—“No quiero que te vayas”, dijo el príncipe, con lágrimas en los ojos.

—“Mi deber es estar en el cielo, concediendo deseos a todos”, respondió Estela. “Pero siempre estaré en tu corazón, Eric.”

Antes de despedirse, Estela le dio un pequeño collar con una estrella brillante como un recuerdo de su tiempo juntos. Con un beso en la frente, la Estrella Fugaz regresó al cielo y se convirtió en una estrella aún más brillante.

El príncipe Eric regresó al castillo, llevando consigo las lecciones que había aprendido de Estela. Se convirtió en un gobernante amable y justo, conocido por su compasión y cuidado por su pueblo.

Y cada noche, miraba al cielo estrellado, recordando a la Estrella Fugaz que había cambiado su vida. Sabía que, aunque Estela estuviera lejos en el cielo, siempre estaría con él, guiándolo con su luz y amor. El reino prosperó bajo el reinado del príncipe Eric, y la gente seguía creyendo que las estrellas eran los deseos del cielo, y que algunos deseos eran tan especiales que se convertían en estrellas fugaces que iluminaban la vida de todos.