El sastre valiente

Ilustración del cuento Lila y la estrella perdida.

En una pequeña aldea, vivía un sastre que, aunque era muy bueno en su oficio, no tenía mucho trabajo. Pero un día, todo cambió.

Mientras trabajaba en su taller, se encontró con siete moscas revoloteando sobre su mermelada. De un golpe certero, mató a todas ellas. Impresionado por su propia hazaña, decidió hacerse un cinturón en el que bordó las palabras: “Siete de un golpe”. Orgulloso, se lo puso y decidió marcharse a recorrer el mundo, pues pensó que una habilidad tan extraordinaria debía ser conocida.

Mientras caminaba, se cruzó con un gigante que, al leer su cinturón, se mofó de él. El sastre, astuto, le retó a una prueba de fuerza. Propuso que lanzaran una piedra y vieran quién la arrojaba más lejos. El sastre, en lugar de una piedra, lanzó un pájaro que había encontrado. El gigante, creyendo que la piedra había volado tan lejos que había desaparecido, reconoció la victoria del sastre.

Más adelante, el sastre llegó a un reino donde se ofrecía una gran recompensa a quien lograra derrotar a dos gigantes que aterrorizaban la región. El rey, al leer el cinturón del sastre, pensó que él podría ser el valiente que buscaban y le pidió que enfrentara a los gigantes. A cambio, le prometió la mano de su hija y la mitad de su reino.

El sastre aceptó el reto, pero utilizó su ingenio en lugar de la fuerza. Fue al bosque donde estaban los gigantes y, mientras dormían, colocó piedras en la bolsa de uno de ellos. Luego, susurró en el oído del otro gigante que su compañero quería atacarlo. Al despertar, los gigantes pelearon entre sí hasta agotarse y el sastre pudo atarlos. Así, regresó al reino como el héroe que había vencido a los gigantes.

El rey, aunque impresionado, quería estar seguro de la valentía del sastre, así que le propuso una última prueba: enfrentar a un feroz unicornio que merodeaba por el bosque. El sastre, nuevamente usando su astucia, se escondió detrás de un árbol. Cuando el unicornio embistió, su cuerno quedó atrapado en el tronco. El sastre rápidamente lo ató y lo llevó de regreso al reino.

Finalmente, el rey no tuvo más remedio que cumplir su promesa. El sastre se casó con la princesa y juntos gobernaron el reino con sabiduría y justicia. Y, aunque todos en el reino sabían que el sastre no había matado a siete hombres de un golpe, todos lo respetaban por su valentía y astucia.