El soldadito de plomo
Había una vez un niño que, en su cumpleaños, recibió una caja de 25 soldaditos de plomo. Todos ellos eran exactamente iguales, excepto uno que tenía una sola pierna, pues se había fundido al final y no había suficiente plomo para completarle la otra. Pero eso no disminuyó su valentía y determinación.
En la misma habitación, en una repisa, había una hermosa bailarina de papel con un vestido brillante, que, al elevar una de sus piernas, parecía que también tenía una sola pierna. El soldadito pensó que eran almas gemelas y se enamoró de ella a primera vista.
Una noche, por accidente, el soldadito fue empujado por la ventana y cayó al exterior. Un par de niños lo encontraron y, jugando, lo colocaron en un barco de papel que flotaba por el arroyo. El soldadito navegó a través de las turbulentas aguas del canal, sorteando obstáculos y enfrentando peligros, siempre firme y sin temor.
Mientras tanto, un par de ratas intentaron atacarlo, pero él, firme en su posición, las desafió con valentía. Continuó navegando hasta que finalmente, un pez se lo tragó. En la oscuridad del estómago del pez, el soldadito seguía pensando en la hermosa bailarina que había dejado atrás.
Por suerte, el mismo pez fue atrapado y vendido en el mercado, y acabó en la cocina de la casa donde vivía el soldadito. Cuando la cocinera abrió el pez, para su sorpresa, encontró en su interior al pequeño soldado. Feliz de haberlo recuperado, lo colocó en la repisa junto a la bailarina.
El soldadito y la bailarina se encontraron nuevamente y estuvieron juntos, felices. Sin embargo, un día, un golpe de viento los derribó a ambos dentro de la chimenea. El fino papel de la bailarina se consumió rápidamente, y el soldadito de plomo se derritió por el calor. Pero, al día siguiente, cuando limpiaron la chimenea, encontraron un pequeño corazón de plomo junto a los restos de la bailarina.
A pesar de su breve y trágico final, el amor del soldadito y la bailarina vivió para siempre, recordándonos que el verdadero amor puede enfrentar y superar cualquier obstáculo, y perdura más allá de la vida misma.