La isla del tesoro

Ilustración del cuento Lila y la estrella perdida.

En el tranquilo pueblo costero de Bristol, el joven Jim Hawkins ayudaba en la posada “Almirante Benbow”, propiedad de sus padres. La vida era simple hasta que un hombre de aspecto rudo, Billy Bones, llegó a la posada. Constantemente vigilaba el horizonte y advertía a Jim sobre un hombre con una sola pierna.

Billy Bones tenía un secreto. Después de su muerte repentina, Jim descubrió un misterioso mapa entre sus cosas. Mostró el mapa al Dr. Livesey y al caballero Trelawney, quienes confirmaron sus sospechas: ¡era un mapa del tesoro!

Emocionados por la aventura, organizaron una expedición en el barco Hispaniola. Contrataron una tripulación, y entre ellos estaba el cocinero, Long John Silver, un hombre cojo pero carismático.

A medida que viajaban, Jim se dio cuenta de que algo no estaba bien. Un día, mientras exploraba, escuchó a Silver revelar su plan de motín para apoderarse del tesoro una vez que llegaran a la isla. Aterrorizado, Jim informó a sus aliados.

Al llegar a la isla, estalló el conflicto. Jim y sus amigos se enfrentaron a Silver y su banda de piratas en una serie de enfrentamientos. La isla, selvática y misteriosa, escondía sus propios secretos. Jim se encontró con Ben Gunn, un náufrago que había estado en la isla durante años y que había sido compañero de Silver. Gunn le habló de los peligros de la isla y del tesoro escondido.

Con la ayuda de Gunn y su conocimiento de la isla, el grupo de Jim logró localizar el tesoro. Pero Silver, siempre astuto, intentó negociar y usar su ingenio para salirse con la suya. Hubo momentos de tensión y traición, pero también de valentía y determinación.

La batalla final entre los piratas y el grupo de Jim fue intensa, pero con estrategia y un poco de suerte, lograron superar a Silver y su banda. Sin embargo, Silver, el pirata superviviente, logró escapar con una parte del tesoro, deslizándose entre los dedos de la justicia.

Con el tesoro recuperado, Jim, el Dr. Livesey, y Trelawney regresaron a Bristol. Aunque ricos y a salvo, Jim juró no buscar más aventuras, habiendo aprendido sobre los peligros de la avaricia y el valor de la verdadera amistad.