Lila y la estrella perdida

Ilustración del cuento Lila y la estrella perdida.

Había un bosque mágico, donde los árboles se alzaban majestuosos y las luciérnagas bailaban en las noches estrelladas. En ese bosque vivía un hada llamada Lila, con sus alas de colores y su cabello dorado como el sol.

Una noche, mientras Lila miraba el cielo, notó que una estrella brillante había desaparecido. La luz que solía guiar a los navegantes se había apagado en el cielo oscuro. Lila sintió en su corazón que debía hacer algo al respecto.

Con su lámpara de luciérnaga en mano, comenzó su aventura. Siguió a las luciérnagas, pequeñas luces titilantes que le mostraron el camino a través de riachuelos chispeantes y campos de flores fragantes.

En su viaje, Lila se encontró con un búho sabio, un pájaro con ojos brillantes que conocía los secretos del bosque.

—¡Hola, búho sabio! —saludó Lila con entusiasmo—. He perdido una estrella en el cielo y estoy en busca de ella. ¿Sabrías cómo ayudarme?

El búho asintió con solemnidad y respondió:

—Las estrellas a veces caen en lugares mágicos. Puedes preguntar a las criaturas mágicas del bosque, ellas te guiarán.

Siguiendo el consejo del búho, Lila continuó su camino, con las mariposas como guías, hasta llegar a una cascada mágica. Allí, las hadas del agua se acercaron a ella y le hablaron con dulzura:

—¿Qué te trae por aquí, querida Lila? —preguntó una de las hadas.

—He perdido una estrella del cielo, y me han dicho que podría estar en el Lago de los Sueños. ¿Podrían ayudarme?

Las hadas asintieron con una sonrisa y compartieron su sabiduría:

—El Lago de los Sueños guarda muchos secretos y tesoros. Sumérgete con cuidado y busca la estrella dorada. Si la encuentras, tráela de vuelta al cielo.

Con esas palabras de aliento, Lila se zambulló en el lago, nadando con determinación hacia el fondo. El agua era cristalina y fresca, y Lila se sintió como un pez dorado en su mundo submarino. Allí, entre corales brillantes y peces de colores, encontró la estrella dorada, que brillaba con un fulgor especial.

—¡La he encontrado! —exclamó Lila con alegría.

Con cuidado, Lila recogió la estrella y nadó de regreso a la superficie. Emergió del lago, llevando la estrella en sus manos como si fuera el tesoro más preciado. El bosque mágico se iluminó con un brillo resplandeciente, y todos los seres del bosque celebraron con risas y alegría.

Lila volvió a su hogar en el bosque con la certeza de que, incluso en la oscuridad, siempre podemos encontrar la luz. Desde entonces, cada noche, cuando los habitantes del bosque miraban al cielo, veían una estrella que brillaba aún más, recordándoles que los sueños siempre se hacen realidad.

Y así, Lila y su bosque mágico vivieron felices para siempre, compartiendo historias de estrellas y aventuras con cada criatura que habitaba en ese rincón encantado del mundo.