Piel de asno

Ilustración del cuento Lila y la estrella perdida.

En un reino lejano, gobernado por un rey sabio y justo, vivía una reina de belleza inigualable. Antes de morir, ella le hizo prometer al rey que solo se casaría nuevamente con alguien tan hermosa como ella. La promesa fue hecha con un corazón dolorido.

Pasó el tiempo, y el rey, desesperado por encontrar a alguien que cumpliera el requisito de su difunta esposa, se dio cuenta de que la única persona que poseía tal belleza era su propia hija, la princesa. El rey, cegado por la promesa y con el juicio nublado por la tristeza, decidió casarse con ella.

La princesa, horrorizada ante la idea, buscó el consejo de su madrina, una poderosa hada. El hada le aconsejó pedir al rey regalos imposibles, pensando que así la princesa podría ganar tiempo y quizás disuadir a su padre.

Siguiendo el consejo, la princesa le pidió al rey tres vestidos: uno tan azul como el cielo, otro tan plateado como la luna y un tercero tan brillante como el sol. Pero, para sorpresa de la princesa, el rey los consiguió todos.

El hada, entonces, sugirió un último recurso. La princesa debía pedir una capa hecha con la piel del asno mágico del rey, fuente de toda la riqueza del reino, pensando que jamás accedería a sacrificarlo. Pero el rey, determinado, cumplió también este deseo.

Con la capa de piel de asno en su poder, la princesa huyó del castillo. Vestida con la capa, que ocultaba su belleza y sus finos vestidos, encontró refugio en un reino vecino, donde se hizo pasar por una campesina y vivió en una humilde cabaña, cuidando animales.

Aunque sus días eran monótonos, cada domingo, en la privacidad de su cabaña, se ponía uno de sus espléndidos vestidos y recordaba los días felices en su antiguo hogar.

Un día, el príncipe del reino vecino estaba cazando cerca de la cabaña y se asomó por una ventana. Vio a una joven de deslumbrante belleza vestida con un traje tan brillante como el sol. Intrigado, decidió averiguar más sobre la misteriosa dama.

Tras varios encuentros secretos, donde el príncipe vio a la joven con los otros vestidos, se enamoró perdidamente de ella. Pero siempre desaparecía antes de que pudiera hablarle.

Decidido a encontrarla, el príncipe organizó un baile y extendió la invitación a todas las damas del reino. La princesa, con ayuda del hada madrina, asistió vestida con su atuendo más espléndido.

Al reconocerla, el príncipe corrió hacia ella, y antes de que pudiera huir nuevamente, le declaró su amor. La princesa, al ver su sinceridad y al conocer la bondad de su corazón, le reveló su verdadera identidad y la triste historia de su pasado.

El príncipe condenó las acciones del rey padre de la princesa y pidió su mano en matrimonio. Juntos gobernaron el reino con justicia y amor, y la princesa, por fin, encontró la paz y la felicidad que tanto anhelaba.