Pinocho

Ilustración del cuento Lila y la estrella perdida.

Había una vez un carpintero llamado Geppetto, quien vivía en un pequeño pueblo italiano. Aunque Geppetto estaba rodeado de vecinos y amigos, se sentía solo. Su mayor deseo era tener un hijo. Un día, decidió construir un muñeco de madera al que llamó Pinocho, y para su sorpresa, el muñeco cobró vida gracias a un hada que había observado la bondad y soledad de Geppetto.

El Hada Azul no solo dio vida a Pinocho sino que también le prometió que se convertiría en un niño de verdad si demostraba ser valiente, leal y honesto. Pero para asegurarse de que Pinocho no se desviara del buen camino, el hada le dio una conciencia en la forma de un saltarín grillo parlante llamado Pepito Grillo.

Sin embargo, ser bueno no fue tan fácil para Pinocho. Se encontró con muchos problemas y tentaciones, comenzando por ser engañado por un astuto zorro y un gato, que lo convencieron de dejar la escuela y vender su abecedario para ir al “Campo de los Milagros”, un lugar donde supuestamente las monedas se convertirían en oro.

Pinocho, ingenuo y codicioso, cayó en la trampa y fue perseguido por malhechores, llegando incluso a ser colgado de un árbol. Afortunadamente, el Hada Azul vino en su auxilio, pero no antes de que Pinocho aprendiera una valiosa lección sobre la importancia de la honestidad.

Recuperándose de sus aventuras y desventuras, Pinocho prometió ser un “muñeco de bien” y regresar a casa con su padre. Sin embargo, en su camino de regreso, cayó en otra trampa y fue vendido a un titiritero llamado Stromboli, quien lo obligó a actuar en su teatro de marionetas.

Aunque Pinocho brilló en el escenario, se dio cuenta de la libertad que había perdido. Quería volver con Geppetto y ser un niño de verdad. Con la ayuda de Pepito Grillo y el Hada Azul, Pinocho logró escapar, pero al volver a casa, descubrió que Geppetto había salido en su búsqueda y había sido tragado por una enorme ballena.

Sin dudarlo, Pinocho se lanzó al mar en busca de su padre. Tras ser también tragado por la ballena, tuvo un emotivo reencuentro con Geppetto en el estómago del enorme cetáceo. Juntos idearon un plan para escapar, haciendo una hoguera que provocó que la ballena estornudara y los expulsara fuera.

Una vez a salvo en tierra firme, Pinocho, que había demostrado valentía y amor, se desmayó en la playa. Geppetto, desconsolado, pensó que lo había perdido. Sin embargo, el Hada Azul, conmovida por el sacrificio de Pinocho, decidió concederle su deseo de ser un niño de verdad. Al despertar, Pinocho encontró que se había transformado en un humano, y Geppetto ya no estaría nunca más solo.

Desde ese día, Pinocho fue el hijo leal y honesto que siempre soñó ser, recordando con cada acción que el amor y la valentía eran las verdaderas magias del mundo.